Madre no hay más que una, y la mía vale por mil (como cada madre para cada uno, supongo). Y la mía cumplía años esta semana, así que nada mejor que comer juntos el fin de semana. La ver dad es que juntarnos los cuatro suele ser motivo de celebración sobre todo por que mi querido hermano cuando no esté en Madrid, está en Berlín, cuando no en París, o en Londres como ahora, así que hemos aprovechado para ir a celebrar el cumpleaños, la reunión de los cuatro, y ¡que por fin hace calorcito en Bilbao!
Mi madre es una artista en recopilar tarjetas e información de compañeros de trabajo de lugares estupendos a los que ir a comer, así que sugirió ir a una sidrería en Amorebieta. (Mamá, ¿¿una sidrería?? ¿¿con bancos corridos, y eso?? si lo llego a saber me cambio de ropa!). Pues nada más llegar a Gorozika, aquello no tenia mucha pinta de sidrería: al menos el concepto de sidrería vizcaína con bancos corridos como dice mi hermano, sidra a mares y bacalao/chuletón, sino más bien era un caserío reformado con opción a tomar sidra. De hecho tengo un buen amigo que dice que las verdaderas sidrerías son guipuzcoanas, que se come tortilla de bacalao, morcilla con pimientos, bacalao, chupetón y queso con membrillo, ah y ¡de pie!
Al llegar nos sentaron en una mesa debajo de una ventana desde la que se veía el monte, el cielo azul, y esa claridad de los primeros días de primavera. Una mujer vino a tomarnos nota, y a ayudarnos a decidirnos:
-"Queriamos los fritos, esparragos rellenos de txangurro, que nos han recomendado"- mi madre venia con los deberes hechos
-"Tenemos también láminas de bacalao con pimientos, y luego pescados del día y chuletón"
(Mi madre tiraba por el pescado, la ración era de dos, mi hermano y yo, preferíamos carne, y mi padre no sabia ni por donde le daba el aire, así que después de un buen rato la amable camarera nos sacó del entuerto)
-"Podeis sacar un pescadito para los cuatro, probáis un poco todos, y luego un chuletón más hermoso y lo compartís también, así probáis todos de todo!"
No os imaginais lo mucho que agradecí ese comentario. Sobre todo después de haber leído un post de "Lo que coma Don Manuel" en el cual al igual que a nosotros, les "cantaron" el menú, sin precios, sin orientación y sin un buen aviso. Menos mal que en Gorozika, eso NO ocurrió.
Llegaron las láminas de bacalao, finas, cubiertas de aceite de oliva y de finas tiras de pimiento rojo. Además de tener buen sabor, la textura era parecida a la del bacalao ahumado, sólo que en este caso había sido marinado de otro modo: en aceite. Le siguieron las croquetas, cada una totalmente distinta a la de al lado que mostraba que eran hechas en casa, fritas al momento, y con buenos trozos de bacalao, ¡que se sepa de qué son! No sé que manía les ha entrado ahora a los restaurantes con triturar todo: en las croquetas, en los pimientos rellenos...que sabemos masticar! Y finalmente, los espárragos rellenos de txangurro: una salsa de marisco cubría el plato, y en el centro un espárrago que parecía un puerro por el grosor, y relleno de una suave crema de txangurro, que estaba muy muy bueno.
Tras un par de minutos, y de mandarle unas cuantas veces a mi padre a rellenar los vasos de sidra, llegó el pescado: un pedazo de rape que tenia la cabeza más grande que mi hermano y yo juntos. Vale, que quizás no es una medida muy representativa, y que además soy de Bilbao...así que quedaros con que nos servimos una ración hermosa cada uno. La carne tersa, con un suave refrito al limón con ajos lo suficientemente grandes como para que consiguiera apartarlos, y con un sabor perfecto.
Y precedido de una humareda y de un sonido de lo más característico, ¡el chuletón! En una placa de barro (¡cuidado que quema! pues nada, mi hermano tuvo que tocar a ver si quemaba lo suficiente como para que pegara un bote) un chuletón veteado, que desprendía un olor a carne roja de esas que pocas veces encuentras en un restaurante, con la grasa deshaciendose al calor y el humo invadiendo la sala hasta el punto que tuvimos que abrir la ventana! El sabor y el aspecto se correspondían perfectamente, el corte era el ideal para comérselo tan cual o repasar un poco aquellos trozos menos hechos. Fui la envidia del sector masculino de mis amigos a los cuales di envidia vía whatsapp mandándoles fotos de la carne.
Finalmente en los postres ya no podíamos ni mirar la carta, pero aun así nos animó la frase de "postres caseros, con ingredientes del caserío" que hace que sea imposible decir que no: hojaldre con crema y chocolate, tipo goxua, y tarta de queso con mermelada casera de mora. Sin palabras.
SIDRERIA GOROZIKA
Gorozika Auzoa, s/n. Arratzu.
Ni hay mesas corridas, ni hay un comedor inmenso, ni el menú se basa en tortilla de bacalao y chuletón, pero ni falta que hace. Todos los entrantes que pedimos, fueron perfectos, las cantidades para los cuatro, las adecuadas, el detalle de repartir en la mesa tanto el pescado como la carne, fue un muy buen detalle que se está perdiendo. Y que nos aconsejaran a la hora de compartir, todo un acierto, ya que ni había carta, ni sabíamos cómo eran las raciones.
Y el chuletón...ese, ¡hay que probarlo! Un entorno perfecto para pasar el día ahora que empieza el buen tiempo, y que además, está cerca de Amorebieta, a 25 minutos de Bilbao.
Los cuatro, con media botella de vino, y dos de agua, la cuenta fue de 196€, ni 50€ cada uno.
El entorno de la sidreria, era perfecto, bien acompañado por un vaso de sidra!
Láminas de bacalao, y crocretas del mismo pez.
Rape, pedazo de rape!
El chuletón, dorado por fuera, y sangrando por dentro, perfecto!
Los postres, doy fe de que eran caseros, muy buenos!
qué pinta el chuletón POR DIOS
ResponderEliminar