Basta que quieras ser la perfecta organizadora, para que todo salga al revés. Basta que te empeñes en organizar todo con tiempo, para que luego todo sea impuntual. Dos de mis mejores amigos cumplen años con una semana de diferencia, así que solemos reunirnos todos (que no es fácil) para ponernos al día, reinos de todo y de nada, y por supuesto, cenar a un buen sitio. Esto ocurrió, hace un mes, y ya os contaré la segunda parte.
Lista de mi, les digo:
-"No os preocupéis, que vamos a ir a un restaurante nuevo que abrieron en septiembre, un japonés que sirve el mejor sushi!"
Y ese restaurante es Shibui Bilbao. Hago una reserva para nueve personas, a las 22h30 de un sábado cualquiera, y para no perder tiempo, les meto prisa a todos y llegamos al citado restaurante a y veinte pasadas (por si acaso alguno se me pierde por el camino!). Llegados ahí, nos recibe una camarera con un delantal negro largo, y una camisa a juego, (muy buena primera impresión!), que nos dice que aún están montando la mesa, y que seamos tan amables de esperar en la entrada.
La amable camarera nos pregunta si queremos tomar algo mientras esperamos, y le decimos que nos saque una botella de vino blanco (tres de nosotros no bebíamos esa noche, el coche lo primero!) mientras esperamos. Tras veinte minutos de espera, empiezo a impacientarme. Pasados los cuarenta minutos, ya me entra el cabreo, y según me está subiendo la ira por el cuerpo, la amable camarera, nos avisa de que podemos pasar a la mesa.
Bien, son las 23h05 y mis amigos andan a risas, al menos alguien que se divierte. Nos ponemos a mirar la carta, y visto que ninguno de nosotros había estado antes, llamamos a uno de los camareros, para que nos ayude a pedir los platos, las cantidades de sushi y nos ayude con uno de nuestros amigos, alérgico al marisco (no vaya a ser que tengamos una cena con visita al hospital!).
-"todo está muy rico" "el sushi son cantidades normales"- vaya consejos del camarero!
Enfin, bendito Iphone, que nos saca del apuro, y vía whatsapp un alma caritativa nos dice qué tipos de sushi pedir, por que desde luego el camarero no puede ser más ambiguo!
Vuelve finalmente el camarero a las 23h20 para tomarnos nota, y a las 23h40 empiezan a llegar los platos: ¡oh sorpresa! cantidades minúsculas para todos los que somos (lo de "cantidades normales" del camarero debía ser para lo que come la Barbie) así que volvemos a llamar al camarero para que nos traiga el doble de raciones de lo que hemos pedido. Pero cual es nuestra sorpresa, que llega el camarero y nos dice:
-"Disculpad, pero no podemos servir más de lo que habéis pedido por que la cocina cierra a las 23h30"
QUEEEEEEE?¿?? Que la cocina está quéeee??? Me están vacilando. Hay una cámara oculta o es una broma. Me vuelve la ira que pensaba que tenia apaciguada, y en pleno arrebato, me pongo en pie, y le digo que me da lo mismo, que nos han sentado con 40 minutos de retraso, nos han atendido tarde, y que no es nuestro problema. Viene el maitre.
-"Lo sentimos, los cocineros se han ido ya".
¿Y cómo están haciendo mi segundo plato? Dudas que le surgen a una en pleno mosqueo. Una de mis amigas, viendo que la ira había tomado todo mi ser, me dice que me calme, que no pasa nada, que pedimos más postres, y listo!
Bueno, seguimos con la cena, que a mi, ya se me ha atragantado: como sin saber lo que como, sin preocuparme de nada, tal es mi indignación. Llega una cuarta camarera para tomar nota de los postres, así que nos acerca una carta con seis alternativas. Seis de mis amigos piden el mismo postre, dos otro distinto, y a mi se me ocurre pedir un postre distinto:
-"los canutillos de piña".
-"Lo sentimos, no queda".
-"bueno, pues esto de canela, podría ser?".
-"Tampoco queda".
-"pues nada, qué te queda??!"
A ver, ¿¿¿me están vacilando de nuevo??? Le digo que lo mismo que los otros seis, si es que queda! El resto de mis amigos, vista la hora, deciden pasar al café directamente.
No sé lo que ha tardado en traer los postres, pero esta nueva camarera, llega con cuatro platos, y le comento:
Y con el tono más desagradable, con la mueca más despectiva, me dice:
Fuera de mí, le digo que si tiene problemas de memoria, que apunte las cosas, que si el cliente se equivoca (que es posible, dado mi cabreo) es tan fácil como intentar solucionarlo, y no agredir verbalmente o hacerle sentir así al cliente. Osea, a mi. Así que la mando de nuevo a la cocina a por los postres que quedan. Vuelve, y nos dice:
"perdona, te hemos pedido seis del hojaldre".
Y con el tono más desagradable, con la mueca más despectiva, me dice:
"pues no, sólo me has pedido cuatro"
Fuera de mí, le digo que si tiene problemas de memoria, que apunte las cosas, que si el cliente se equivoca (que es posible, dado mi cabreo) es tan fácil como intentar solucionarlo, y no agredir verbalmente o hacerle sentir así al cliente. Osea, a mi. Así que la mando de nuevo a la cocina a por los postres que quedan. Vuelve, y nos dice:
-"Es que la cocina de los postres está cerrada"
Definitivamente, me están vacilando. En esto que mis gritos llegan a la cocina desierta (recordemos, "los cocineros se han ido ya") y aparecen dos camareros más y el maître, el cual nos pide disculpas, "esta chica es nueva lleva poco trabajando aquí". ¿Y a mi qué me importa?¿Qué tendrá que ver su antigüedad con la buena educación?
Ni recuerdo el primer plato (compartido con otros dos, el sushi, poco para todos), ni recuerdo el segundo plato, y del postre, ni sé como sabe. El maître decide hacernos un pequeño descuento en la factura, que aún así pasa de los 450€ (dos botellas de vino). Y con lo que me he quedado: restaurante nuevo, donde los cocineros se van a una hora, sin esperar el turno de los comensales, las camareras desagradables, la atención poco profesional, y encima, caro y me quedo con hambre!
Continuará.
Gracias por la información, desde luego que trato más indignante. Nunca había visto nada igual! Han perdido otra posible cliente.
ResponderEliminarUn saludo y felicidades por tu blog.
¡Bien hecho! ... No hay derecho a un trato así...
ResponderEliminarDear Black City
ResponderEliminarLo nuestro si se compara con tu experiencia se queda en la categoría de anécdota. Im-pre-sio-nan-te tu crónica de la primera visita. Desde luego tuvieron suerte de no cruzarse esa noche con el Aries que escribe este post porque probablemente a estas horas estaríamos discutiendo del asunto en sede judicial
Al menos, nuestros camareros no rebasaron la frontera de lo borde y se quedaron en el difuso límite que linda la ineptitud con el desconocimiento. Creo, y en eso coincidimos, que la dirección debiera de hacer una “residencia” en Bilbao hasta que la cosa mejore porque, nos dicen otros pajaritos que fuera del Botxo el concepto Shibui mejora y mucho.
Un abrazo y enhorabuena por tu blog, nos lo apuntamos para seguirlo con detalle.