¿Qué haces cuando te cierran la oficina, y tú con el proyecto que tienes que presentar al día siguiente a medio terminar? Pues a casa no te vas, no vaya a ser que se te ocurra tumbarte, te quedes frita, y se lie parda al día siguiente en la oficina sin el proyecto terminado! Esa fue la duda que nos asaltó a I, T y a mi (M aun estaba de viaje, ya la tenemos ¡de vuelta!), y a T se le ocurrió ir al centro comercial de Artea (Leioa, cerquita de Bilbao) terminar lo que nos quedaba, y cenar en la creperia Crêpe&Crêpe.
Nada más llegar, una camarera nos invitó a sentarnos en una mesa para cuatro, nos dio las cartas, y nos tomó nota de la bebida, que no suele ser muy complicado, siempre pedimos agua fría. Y yo que pensaba que iba a ser fácil la elección del plato ("pues un crêpe, ¿no?") y nos tiramos como diez minutos largos dando vueltas a las páginas de la carta. Al final, unanimidad en la ensalada de queso de cabra para compartir, indecisión en el crêpe de segundo: boloñesa para T, de espinacas, queso y champiñones para I, y de roquefort para mí (le vena francesa me tira, y ¡mucho!).
¿Os acordáis de aquella película de miedo llamada "The Ring"? Esa en la que veías un video de 10 minutos y en una semana te llamaban por teléfono y te morías. Si, hombre, esa peli en la que se veía salir de un pozo a una niña (o una zombie-niña) con el pelo largo, negro y lacio, hasta casi la cintura, tapándole la cara. Pues ¡os juro que estaba cenando a nuestro lado! Fue llegar la ensalada, y volver a la realidad, y menos mal, por que ya estábamos apagando el móvil por si acaso nos llamaban y nos moríamos del susto. Y menuda ensalada: una buena base de mix de lechugas, cortadas en buen tamaño para comer, jamón serrano, tres trozos de pechuga de pollo empanado, y una buena rodaja de queso de cabra a la plancha. Me resultó curioso, que nos pusieran tres trozos de pollo, tres de jamón...cuando normalmente suelen poner un numero par. Pero vaya, mejor para nosotras, más fácil de repartir.
Contentas de la buena elección de la ensalada, seguimos con los crêpes, los cuales no se parecían en nada entre ellos, e incluso iban de más a menos en decoración. Sin duda, el mío ganaba por goleada: un crêpe cubierto con una salsa de queso, trozos de bacon frito, ensalada, y nueces y cacahuetes caramelizados con maíz tostados. Adictivo, os lo prometo, que me dediqué a buscar los trocitos uno a uno por el plato mientras estas dos petardas se reían de mí. Y el relleno, con gran cantidad de queso roquefort, buen sabor y textura, y sobre todo, ¡caliente! no hay nada peor que comerse ese plato frio. El de T ya empezó a escasear la decoración, algo de ensalada, un par de trozos de zanahoria y algún guisante que mi querida amiga se dedicó a apartar del plato con paciencia. Buen sabor, pero como ella misma dijo, "una boloñesa más, nada sorprendente". Y el tercero, el de I, que ni ensalada, ni zanahorias, ni guisantes. Un triste tomatito cherry abierto por la mitad, ahí, en plan islote sobre el crêpe. No podíamos parar de la risa al ver la soledad de su plato, y encima, ella que esperaba que tuviera pocos champiñones, pues nada, taza y media: champiñones por todas partes! (nada de setas)
Pero no acabó aquí todo, faltaba el postre, que esta vez NO iba a ser un volcán/soufflé/coulant de chocolate, sino, un ¡crêpe! (¿¿a que no os esperabais esto de postre?? jajaja). I y yo ya no podíamos más, así que pedimos uno de chocolate nata y nueces a medias, que estaba increíblemente bueno: la presentación era genial, y con gran cantidad de chocolate y nueces. La nata, pues lo de siempre, no estaba mala, pero se nota que montada en la cocina no era. T fue la más valiente de las tres, y no es que se pidiera un postre, no, se pidió el crêpe SELVA NEGRA en mayúsculas, y negrita: un crêpe con más chocolate aun que el nuestro, con virutas de chocolate, nata, dos bolas enormes de helado de chocolate y vainilla y.......¡MONTONES DE GUINDAS! (aun me río de ver la cara de T cuando abrió el crêpe y se encontró con un panorama dantesco para ella, que odia las guindas). Aquí es donde nuestra ignorancia culinaria nos hizo tropezar: y lo bueno del blog, del twitter, y de la vida en general es descubrir y aprender estas cosas, de las cuales te ríes, y te llevas un buen recuerdo.
CREPE&CREPE ARTEA
Centro comercial Artea, Leioa.
Un restaurante distinto, con una clara especialidad: los crêpes. Nos gustó mucho la calidad de lo comido, que estuviese bien presentado, y que fuese tan amplia la variedad en la carta. Además, el poder comer una ensalada, algo de carne o un pescado, hace que el sitio sea más atractivo, sobre todo para aquellos a los que no les gusta el crêpe, o que por acompañar a su amiga/novio/prima prefieren comer otra cosa.
Quizás nos hubiera gustado que la misma sonrisa amable que nos dedicó la camarera al irnos, hubiese aparecido antes, ya que eso nos llevó a pensar que el local esta cerrado, o que incluso molestábamos.
Pena que esté en el centro comercial y no en Bilbao, sino, seguro que iria más.
La cuenta nos salió por unos 20€ cada una.
Ensalada Alpina
Mi crêpe de roquefort, y los frutos secos caramelizados.
T, los guisantes y la boloñesa.
¡Adiós guisantes, adiós!
La soledad del tomatito de I.
Lo ponía en la carta, y lo dice la receta de la tarta de selva negra:
CON CEREZAS/GUINDAS
Chocolate&nueces.
Qué buena pinta todo Blackie!! Has probao los creppes de una minicreppería pequeña que hay en Campo Volantín??? Está justo abajo del que fue mi piso de primer año de estudiante! Antes íbamos mucho!! Salió hasta en Euskadi Directo, están riquísimos :)
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