Hay ocasiones en el que el trabajo, los jefes, los no jefes, y demás acaban crispándote los nervios, y deseando pegarles un grito a todos. Pero hay otras ocasiones en las que te alegras enromemente del trabajo, e incluso esos días menos buenos, se olvidan. Eso mismo es lo que nos ha pasado estos días, que aunque estuviésemos hasta arriba de reuniones, de viajes de trabajo, y petardos por doquier, trabajar en la zona del Urdaibai, hace que todos los males desaparezcan.
Si aun no conocéis la zona del Urdaibai, espero que en cuanto salga un día soleado os paséis por alli, y luego, me contáis. Se trata de una zona declarada reserva de la biosfera por la UNESCO hace 29 años, por su gran riqueza ecológica. Vamos un pequeño paraíso en el País Vasco. Y en este pedazo de lugar, es donde he andado estos últimos días, una zona maravillosa para disfrutar y desconectar, tanto, que en muchos lugares perdía la cobertura, el 3G y hasta el ipod dejaba de funcionar, cosas, que agradezco de vez en cuando.
Terminada ya nuestra visita técnica, T nos propuso ir a tomar algo a un bar llamado Atxarre, cerca de la playa de Laida. Pues nada, ahí que nos fuimos las tres, con ganas de sentarnos y disfrutar del sol. A pesar de ser un local que parece estar en medio de la nada, tenia unas cuantas mesas dispuestas en la terraza, un par de ellas ocupadas por los parroquianos del pueblo, que estaban ensimismados con la partida (de mus, supongo). Dentro, una barra increíble de pinchos, y otro grupo (esta vez más jóvenes) de lo que parecían pescadores/vecinos de la zona. Nos centramos en los pinchos, y al pedirle al camarero los que queríamos, éste nos ofreció un plato para que nosotras mismas nos sirviéramos. Bonito desmigado con cebolleta y piparras para T; mini croissant de lechuga, jamón york y mezcla de chatka y mayonesa para I; y para mi, un panecillo de semillas con tomate seco, anchoas, queso y pimiento verde. Tres pinchos sencillos, pero con gracia y sabor, ingredientes del día, y pan en su punto. Era última hora de la tarde, y seguían sacando nuevos pinchos, y ninguno de los nuestros tenia pinta de llevar mucho tiempo expuesto.
Cuando estábamos terminando, T e I divisaron una bandeja llena de bollos de mantequilla, croissants, pasteles de arroz... ¡y palmeras enooormes de chocolate! Así, que nada, pedimos un par de ellas (por la dieta, hay que cuidarse...jajaja), y mano a mano entre las tres, viendo atardecer, decidimos que ése debía ser nuestra oficina. (Nunca dejes de soñar)
ATXARRE
No me esperaba que Atxarre tuviera web. Y menos aun que fuera una web tan completa, sencilla, pero muy completa y con la información clara, y bien ordenada. Tan tan tan bien, que hasta se han tomado la molestia de poner coordenadas para el GPS, cómo llegar en coche, taxi, autobús y ¡ferry! Vamos, solo por esto, a mi ya me han conquistado (como diría Itzi, @miotraella, soy muy facilona).
Me quedé gratamente sorprendida por la barra de pinchos, y viendo la web, creo que este verano, me pasaré por alli a comer. (recordad, la primavera en el Pais Vasco, no existe, son los padres, pasamos del invierno al verano y luego invierno otra vez)
Merece la pena ir estos días medio soleados, pasear, disfrutar del paisaje, del no ruido, de la ausencia de coches, y de buena gastronomía. Y el resto del año, pues también merece la pena ir, ¡claro!
Tres pinchos, dos botellines de agua y un kas de limón, menos de 8€; las dos palmeras, creo que no llegaron a tres eurillos.
Cerca de allí el restaurante Lezika, frente a las cuevas de Santimamiñe y a un paso del bosque pintado de Oma. Tiene un menú de quitarse la txapela.
ResponderEliminarMe encanta el post! Mil gracias! También me maravilló Atxarre, es genial el sitio y está especializado en palmeras de chocolate desde siempre! Quiero volver!
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