jueves, 31 de octubre de 2013

Amor en Mina (Bilbao)

Soy de mi casa, de mis cosas, de mi ciudad. De esas pequeñas alegrías que te da una ciudad como Bilbao, donde vas paseando y te cruzas con dos o tres conocidos, donde repartes sonrisas en el metro a la vez que lanzas un "aúpa! qué tal todo?", un lugar suficientemente pequeño como para poder ir en bici a cualquier lado o ir reconociendo a los conductores del autobús; y suficientemente grande como para albergar los mejores locales gastronómicos, con estrella, y sin ella. Y un día de exaltación de mi amor a mi familia, saqué la visa oro e invité a mis padres y hermano al menú degustación de Mina, recientemente galardonado con esa estrella Michelin. 

Mina está en un lugar con unas vistas maravillosas, frente al Mercado de la Ribera y a la iglesia de San Antón, esa iglesia que todo aficionado del Athletic debería visitar, por no verla sólo en el escudo de su camiseta. Un restaurante con un comedor pequeño, precioso, iluminado y tranquilo. Nos atendieron tres camareros distintos, y ninguno repitió la pregunta del anterior. Todo está organizado para que el cliente, venga y disfrute. Así que poco más puedo decir, las imágenes valen más que miles de palabras.



Introducción
Llegamos, puntuales, y nos acomodaron en una mesa junto a uno de los ventanales. Junto con el pan, nos trajeron la bebida, y un aceite maravilloso para que probásemos mientras esperábamos. Unos minutos más tarde, un pequeño detalle de Mina, sashimi de un pescado que no recuerdo, pero que estaba delicioso. Es curioso cómo cada vez recuerdo mejor sabores, olores y experiencias y no tanto el nombre de las cosas. 




Ostra Gillardeau, mantequilla salada y migas crujientes de pan de centeno
Probablemente la ostra más preciada no sólo de Francia, sino de cualquier lugar del mundo. Mi hermano se la comió con recelo, no es muy amante de este tipo de marisco, sin embargo, mis padres y yo disfrutamos de ese sabor a mar, suavizado con la mantequilla y con ese punto crujiente del pan de centeno. Y esas dos hojitas que veis, no son casualidad, aportaban un sabor muy especial. 


Begi haundi a modo de risotto
Ahora se ha puesto muy de moda eso del "falso plato", que no deja de ser una moda, a mi parecer, porque ya ves tú, de mil maneras se puede llamar a un plato sin tener que hacer alusión a otro. En este caso no era un trampantojo, sino un palto cocinado como otro. Me explico: en Mina, proponen el begi haundi a modo de risotto, es decir, cocinar el begi haundi como si en vez de arroz, lo que tenemos son pequeños trocitos del chipirón tratados como arroz. Una delicia, un sabor maravilloso, con un toque picante que me encantó. 



Vieira asada sobre crema de patata
Tras el begi haundi, pensé que nada me podría sorprender ni agradar más. Y con el siguiente entrante, lo consiguieron. Una hermosa vieira asada, en el centro, cubierta de una reducción de caldo de carne o algo similar, sabores fuertes que se suavizaban con la crema de patatas, que estaba, deliciosa, una maravilla. En este plato, hubo unanimidad!




Rodaballo servido sobre jugo de cigala
A veces las cosas sencillas, son las mejores. En este caso, el pescado me gusta sin rebozados, sin salsas espesas y fuertes de sabor que enmascaran el producto principal. Con una materia prima como el rodaballo que nos sirvieron, ¿quíen necesita salsas? El pez venia acompañado de unas verduras al dente y de esa cremita de cigala, que iba de la mano con el rodaballo, sin robarle el protagosnismo. Mi querido hermano no es muy amigo del rodaballo, así que Mina le ofreció la posibilidad de cambiarlo por otro pescado, por ejemplo, merluza, y mi hermano, encantado.



Paletilla de cordero lechal, con calabaza al cardamomo y setas de temporada
Soy riojana de madre, y aunque no es tan famoso como en otras regiones, allí hay muy buen cordero. Vamos que cuando vimos el nombre del segundo principal, mi madre y yo nos mostramos curiosas, y mi padre emocionado, es uno de sus platos preferidos. La paletilla de cordero, digo, el resto, estaba por descubrir. Me encantó ese sabor a bosque que aportaban las setas, la cocción perfecta de la paletilla, y esa calabaza reducida con un marcado sabor a cardamomo, muy característico, y que era perfecto como acompañamiento. Mi padre sonreía, nos dijo que le recordaba a los sabores de su infancia, y eso, no se paga con nada.



Crema de limòn, bizcocho de yogur y helado de leche
No me suele gustar cuando llegan los postres, ya que me da la sensación de que todo se acaba en la última cucharada. Pero ¿cómo no disfrutar de esa mezcla ácida, con toques dulces y mezcla de texturas? Una presentación preciosa, para algo tan delicado, daba pena comerlo!



Plátano, café y oliva negra.
Normalmente hay dos ingredientes que no como: el primero, el ajo, que en pequeñas cantidades tolero, y que en grandes no soporta mi estómago. El segundo es el plátano, chica no me preguntes por qué, pero no soy capaz de comer un trozo de plátano sin que me entren ganas de escupirlo. Pero queria probar este postre, y evidentemente si le quitaba el plátano, ya no tenía gracia. Nos sugirieron que lo mezcláramos todo, para notar cómo se fundian los sabores y probábamos el crujiente que recubria el postre con la cremosidad del plátano. Fantástico. No fue mi preferido, ya que a pesar de apenas notarlo, me venía ese sabor de la fruta por momentos.





RESTAURANTE MINA
Muelle Marzana, Bilbao.

Este año consiguieron su primera estrella Michelin, un reconocimiento a años de trabajo, y esfuerzo, que se vieron recompensados. Álvaro Garrido (@alvarominaboy) está al frente de esta cocina, la cual acerca a todos a través de las redes sociales, como instagram o twitter. Un puntazo tenerlo cerca, saber que tras estos platos, hay alguien que trabaja con pasión. Os podría explicar y contar que tienen un servicio impecable, unos chicos trajeados la mar de guapos (J no te enfades, que tu eres más mejor y el más guapo de todos!), una cocina que sorprende, y todo en un ambiente único. Pero lo mejor es que os acerquéis vosotros mismos, que invitéis a vuestra novia, anda, estiraros un poco, o a ese amigo que te hace milquinientos favores, seguro que ganáis puntos, y quien sabe, luego me lo agradeceis. ;)

Menú degustación, 55€ (sin iva)














martes, 29 de octubre de 2013

Un día en el monte


Quedaría super guay deciros que me encanta el otoño, madrugar los domingos para subir al Pagasarri, hacer excursiones por los montes del País Vasco, ir a por setas... Pero para qué voy a mentir. Ya tuve en mi pasado mil excursiones a los montes no sólo de por aquí, sino en Asturias y Cantabria, en esas edades en las que no puedes decidir las vacaciones ni lo que se hace un fin de semana, y acabas en la ruta del Cares por tercera vez, saludando (again) a las pobre cabras que andan por allí.

A ver, que me encantan los bosques, comerme las setas y hongos propios de ésta época del año. Ese olor a hierba, el silencio y demás, pero soy de ciudad, así que pocas veces me veréis por el monte, a menos que sea con esquís. El nombre de este blog, no es casual. Sin embargo J es todo lo contrario: escalador de grandes picos en Pirineos y los Alpes, fan de la montaña y el campo, y desde luego amante de toda esa naturaleza a cualquier hora. Vamos que si le veis a las cinco de la mañana subiendo por la ladera de algún monte cercano a Bilbao, que no os extrañe. 

Hace unos días, estuve con anginas, antibióticos y toda la industria (farmacéutica), y a J se le ocurrió que me vendría bien un poco de aire puro, un martes cualquiera salir de la oficina, desconectar y llevarme a dar un paseo entre arboles y naturaleza. No tenia el cuerpo yo muy rumbero, así que muy detalloso él, me llevó en coche hasta el Vivero de Artxanda, limite entre Galdakano y Bilbao. Una zona tranquila, con parrillas para barbacoas en verano, mesitas de madera, y un refugio donde Richard te atiende con una amplia sonrisa a todos los que allí estábamos. Véase cuatro señores, ingenieros de obras aburridos de ver cómo terminan el campo de San Mamés y que decidieron pasear por allí, un grupo de niños autistas, y nosotros dos. 

Frente a la chimenea, una cocacola, un botellín de agua y las dos especialidades que pidió J, "para que lo cuentes en tu blog". Chorizo a la sidra, de buen tamaño, y gran sabor, nada grasiento, y acompañado de un pan que estaba de muerte, crujiente, con sabor a horno de verdad. Cuando acabamos, llegó la ración de patatas bravas, con dos salsas: por un lado alioli, y por el otro una salsa suave, con un toque intenso de tabasco, que terminó con todas las anginas. Mano de santo oye. 

Por menos de 15€ disfrutamos de una mañana al calorcito de la chimenea, con un plato de bravas y de chorizo a la sida, acompañado de un botellín de agua y de una cocacola de 350ml.


EL VIVERO
Crtra Santo Domingo - El Gallo, km 10.
944134315


NOTA 24 NOVIEMBRE 2013:
Me cuentan, que los fines de semana, previo aviso por teléfono, Emi y Richard, los amables dueños, preparan unas alubiadas, de morir del gusto. Y por 12€. Creo que este invierno, cae una fijo.









domingo, 27 de octubre de 2013

Palomitas de queso.

Sí lo reconozco, soy una tia rara. Soy maja, habladora, y divertida. Pero soy rara. Y una de mis rarezas (si hablamos de cocina) es que no tengo microondas, ni me gusta usarlo cuando estoy en casa de alguien que lo usa para todo, y mucho menos que me recalientes un pincho de tortilla en ellos. Vamos que no lo quiero ni en pintura. 

Y esto os lo cuento porque hace un par de semanas una amiga me recomendó un sazonador de palomitas de la marca "Popitas", sí, esa marca que hace palomitas para ese microondas que no tengo. El caso es que estaba yo en mi casa con el sazonador sabor a queso cheddar, con antojo de palomitas y sin maíz, vamos que me faltaba lo importante! Bajé al Eroski de mi barrio, y nada, no tenían maíz en grano.  Busqué en Barakaldo en un BM, un Simply y un Día, sin suerte. Fui al Carrefour de Erandio, pensando que encontraría, y oye, tampoco. ¡Que los anti-microondas queremos comer palomitas en casa!

Pues nada, sólo me quedaba ir al único lugar en el que si no había, me daba por vencida: El Corte Inglés. Antes de que apareciera la venta online, si algo no lo encontrabas en ECI es que no existía. Me voy al supermercado decidida, y con pocas esperanzas, hasta que, voilà! tienen palomitas para hacer en casa. Oye, y a 0,70€ los 250 gramos, una ganga señores. Se supone que a finales de octubre ya hace suficiente frío como para tirarse un domingo en el sofá viendo una peli. Estas palomitas de queso, a mi manera, son sencillisimas: en una cazuela ponemos un chorreton de aceite, un puñado de maíz en grano, y a fuego medio, hasta que dejan de saltar las palomitas. Espolvoreamos el sazonador, ya ¡ale! a comer. :)





martes, 22 de octubre de 2013

Receta: "soupe à l'oignon"

Hace unas semanas, fui a la feria slow food "Algusto" que se celebraba en el BEC de Barakaldo. Allí coincidi con el sukaldari Eneko (@enekosukaldari, www.enekosukaldari.com), el cual me llevó por los mejores puestos, donde acabé comprando lo que os enseñé en este post. Entre todas las maravillas que había, no me podía ir sin dos cosas que he aprendido a valorar y apreciar gracias a Eneko: la sal de Añana y las cebollas moradas de Zalla. Siempre me hablaba de su sabor especial, de ese toque dulce, pero no las habia probado.

Con mis cebollas en casa, sólo tenia una receta en mente: la sopa de cebolla típica francesa que tomaba de pequeña. Sí, es una bobada, pero oye, a mi hay ciertas sopas y ciertos sabores que directamente me trasladan a Francia, a lugares especiales para mi, a recuerdos, sonidos y olores que me hacen sonreir. 

La receta es sencilla, sin complicaciones. Miré en algún blog francés, en alguno en castellano, y pregunté a todos los cocineros que me rodean: cada uno tiene su versión, así que he decidido hacer la mía, y si en casa me han pedido que la repita, es que tan mal no lo hice! :)


Lo que le he puesto a la sopa:
-6 cebollas hermosas de Zalla
-algo más de litro y medio de agua
-sal de Añana
-nuez moscada
-pimienta
-laurel
-dos chupitos de brandy: uno para la sopa, otro para el cocinero. (jajajaja es broma!)
-una cucharada rasa de harina
-una nuez de mantequilla
-aceite
-pan de maiz de Panko.
-queso emmental o gruyère (al gusto)

Lo que vais a necesitar y/o manchar:
-un padre amoroso que os corte la cebolla en juliana. Se puede sustituir por madre, novio, novia, hermanos, primos... lo que tengas a mano.
-cuchillos
-tabla de madera
-cuchara de madera
-cazuela
-pañuelos de papel (¡¡la cebolla PICA!!)

Al lio:
1. Le pides a tu padre/madre/hermano que te corte la cebolla en juliana, si tu no eres capaz, como es mi caso. Chica, tengo cariño a mis diez dedos de las manos, y me daba pena cortarme uno.
2. En una cazuela hermosa, pones a calentar un chorro hermoso de aceite, y una nuez de mantequilla. Cuando se deshaga, añadimos la cebolla cortada.
4. Añadimos la hoja de laurel, pimienta al gusto y nuez moscada rallada
3. Ahora es cuando entra el slow food. Yo lo tuve casi una hora a fuego suave, para que se fuera caramelizando la cebolla poquito a poquito, sin prisa. La versión fuego medio-alto, funciona parecido, pero ¡ojo! que si se quema la cebolla, la hemos liado parda.
4. Cuando esté caramelizada, con ese color marroncito sin llegar a ser quemado, añadimos el chupito de brandy, dejamos que se evapore un poco y le ponemos la harina, y la cocinamos con la cebolla, removiendo para que no se queme.
5. Ponemos la mitad del agua hirviendo, removiendo. Vertemos el resto, subimos el fuego, y lo tenemos 15 minutos hirviendo.
6. Añadimos la sal de Añana al gusto, más pimienta si se quiere, y dejamos que repose a fuego bajo.
7. Cortamos una rebanada de pan de maíz, o cualquier otro, pero comprad un pan decente. Tostamos las rebanadas y cuando estén crujiente las ponemos sobre la sopa en la cazuela. Cubrimos de queso rallado emmental o gruyère (o mezclados) y lo gratinamos en el horno.
8. Bon appétit!  :)

Pan de maíz y de espelta de Panko (C/Marqués del Puerto, Bilbao)

Las tres fases de la cebolla morada de Zalla.

Vale, lo mio no es el shooting... jajaja por cierto, la cuchara, 
de mi hermano, está debajo del plato con su nombre grabado.




















sábado, 19 de octubre de 2013

Macarrones de aperitivo

Me encanta ir al super. No sé qué tienen, pero me podrái tirar ahí toda una tarde, y tan feliz. Quizás es porque a diferencia del Eroski que tengo en mi barrio, un hipermercado hay una gama más amplia y profunda de productos, algo que me encanta, por descubrir nuevos envases, packagings, novedades en alimentación...

Pero ayer, no fui a un hipermercado, sino a un Simply, esos supermercados descuento que hay sobre todo a las afueras de Bilbao, en los barrios en los que casi todos vivimos. Normalmente no suelo ir a este supermercado, más que nada porque una de las caracteristicas de este tipo de supermercados es la poca variedad de marcas y productos, suelen surtirse principalmente de marcas blancas, y su propia marca, por lo que no me resulta tan atractivo. Sin embargo, antes de salir con mi botella de agua, y evitar así la deshidratación de estos días de verano otoño, vi un cartel enorme con una promoción. "MACARRONES FRITOS" ¿¿Y esto qué leches es?? Pues nada, compro los tres paquetes, y me los llevo a la ofi para ir de cata con mis compis.

Abrimos el de sabor jamón, y nos encontramos unos macarrones, con un sabor salado a jamón serrano. Crujientes, como a pasta frita, no a fécula de maiz, como los aperitivos a los que estamos acostumbrados. No estaban mal de sabor, quizás excesivamente salados. 

La verdad es que es un producto sin muchos alicientes ni muchas "E" lo que hace una buena alternativa para cuidarse. Ahora bien, y haciendo honor a mi querido marketing: ¿es un supermercado descuento el mejor lugar para venderlos? ¿son 60 céntimos un buen precio, siendo este un precio especial promocional? ¿existe alguna acción de comunicación al respecto? Muchas dudas sobre un producto que  no creo que vuelva a comprar, por no estar accesible, y ser quizás un producto de compra por impulso. Pero original es un rato!




jueves, 17 de octubre de 2013

Marchese del Porto. Ya no me ven. #nevermore

Estoy volviendo a los inicios del blog: comidas rápidas y en soledad con mi móvil, el Mac (una extensión de mí misma) y miradas al infinito esperando cruzarme con alguien conocido. Pero nada oye, que no aparece nadie. Y en una de estas escapadas, acabé de rebote y a deshoras en "Hostaría Marchese del Porto" en la calle Marqués del Puerto de Bilbao (no, no es coña, el nombre y la calle es lo mismo!). 

Este restaurante italiano, con más de 20 años en Bilbao, presume en su web de ser el único recomendado por la cámara de comercio Italiana. Cámara que desconozco, pero oye, queda bonito ponerlo. La verdad es que es un local céntrico, recién reformado, y con una carta que apetece según la lees. Ya. Más que nada porque lo leído, no fue lo servido, al menos en mi caso. Una que va con prisa, con el "runrún" en la cabeza de las milquinientas cosas que me mandan mis cinco jefes, y con eso de preparar la #operacionbuenorra2014, pues acaba en un sitio sin mirar. Y yo acabé en este restaurante italiano. 

Me siento, espero. Espero un poco más. Otro poco. Ale, ya me he hartado, me acerco a la barra y me hago visible para una de las dos camareras que me ignoran. Hasta que hago aspavientos con los brazos, cual azafata de vuelo, y me preguntan que qué quiero. Un BigMac, no te digo...pues comer qué voy a querer! Que llevo 20 minutos leyendo la carta, y sólo quiero una triste ensalada, que voy con prisaaaaaaaaaaaaaaaaa. Todo esto claro, con una sonrisa de oreja a oreja, y un "porfavor-me-pones-una-ensalada-de-mozarella-que-tengo-prisa-gracias" así, como a cien por hora.

Me sirven la ensalada, sin aliño ni ná de ná, sin vinagrera, ni sal ni aceite. Vuelve la camarera, con el pan, delicioso, unas rebanaditas de pan tostado con un chorrito de aceite. Oye, al menos el pan está bueno. Se le vuelve a olvidar el alino a la camarera, así que sin intención de quitarle el puesto (Dior me libre) me auto-sirvo el acetato balsámico, el aceite y la sal. Ataca Carol, que vas con prisa, y no es plan de quejarse ahora. El título exacto de mi ensalada, era "Ensalada de mozzarella de bufala, mozzarella ahumada, tomate y jamón San Daniele"  que me conquistó por los ingredientes. Eso de la mozarella ahumada, promete! Bueno, prometía, que en mi plato, ahumado no había nada, ni con un sabor semejante, una pena. La ensalada en sí, sin mucha complicación, un puñado de rúcula, seis trozos de tomate, una bola de mozarella cortada en cuartos y el jamón San Daniele (será). Me esperaba algún toque más italiano con pomodoro seco, o alguna hierbita aromática, no sé, algo. 

Termino, me acero a la barra a pagar, para salir pitando de ahi, el curro es lo que tiene. Otra vez que sale mi vena azafata de vuelo, me hago presente para las camareras, para cobrarme, la ensalada y un botellín de agua, de 50cl por cierto, y la broma me sale por 19,30€. ALUCINA VECINA, en colores y en 3D. Veinte eurazos por una ensalada con medio tomate, cuatro lonchas de jamón, y encima, aliñate tú la ensalada. Pues eso, ya me han visto el pelo. 



HOSTERIA MARCHESE DEL PORTO
C/Marqués del puerto, 10. Bilbao
www.marchesedelporto.com

UN local para guiris. Que no sé que guiri en su sano juicio se viene a comer a un italiano en Bilbao, teniendo la oferta gastronómica que tenemos. Pero vaya, que si no es ése su público, no entiendo esos precios para ese servicio y esos platos. Y que nadie me venga con que está en el centro de Bilbao, que de todos es sabido la alternativa que hay, por ese precio. La pega, que pagué por una rapidez que esperaba, y que no hubo; por un único plato contundente pero sano que no lo fue. Por ir con prisas.  #nevermore

Ensalada y botellín de agua, 19,30€







martes, 15 de octubre de 2013

Helados italianos en Bilbao, para la #operacionbuenorra2014

Ya me había yo puesto a sacar la ropa de invierno, a hacerme a la idea de que vuelven las lluvias torrenciales, ese frio por las noches de los sábados de me-quiero-morir-no-siento-ni-los-tacones, a pensar que me quedan pocos días con la bici, cuando va y aparece mi padre en casa con helados italianos de Gelati Gelati de Santutxu.

Gelati Gelati es una heladería regentada por un chico la mar de majo, italiano él, de los de Italia de toda la vida, o al menos, pinta y acento tiene. Me he pasado todo el verano pasando por delante bici pa'arriba bici pa'abajo, ya que me pilla de camino al gimnasio. Y ni gracia que hace pasar con 30 grados por delante de esa vitrina, con helados de frutas de temporada, y otras maravillas como Nutella, galleta maría o el increible (teneis que probarlo, sí o sí) helado de bollo de mantequilla. Pero claro, una estaba en plena tardía #operaciónbuenorra, que ya ves tú para lo que me ha servido, que ahora estoy aquí tirada en el sofá, comiendo el heladito de nutella y galleta. #tomaya.

Sin duda, un lugar que hay que visitar, y no os preocupeis por la dieta, en lo que subís y bajáis la maldita cuesta en la que esta la heladería, os podéis permitir el lujo de tomaros otro heladito. O vaya, o una focaccia, que las últimas veces, casi lanzo la bici al vacío y me doy al vicio. Bueno, no es plan, que le tengo cariño a mi bici. 


GELATI GELATI
C/Marqués de Laurecín, s/n. Bilbao

Un local de puertas amarillas y grandes cristaleras, con bancos en el exterior para que te comas el helado tranquilamente, o cualquier otra delicatessen que tienen, como las focaccias. Sin duda, de los mejores de Bilbao, y no digo el mejor, porque aún no me he recorrido toda la villa. No siempre tienen todos los sabores, debido a la estacionalidad de las frutas, por ejemplo, pero si lo pilláis, probad el de mango, el de bollo de mantequilla, nutella o el de avellanas. Adicción. También tenéis la opción para llevar, en el cual además, te llevas el barquillo, y como hice en casa, te montas tú el helado, eso sí, espero que no os salga esa cosa abstracta como el de mi foto. Y no lo digo por el cuadro del fondo.




jueves, 10 de octubre de 2013

La tortilla del bar Lekeitio.



Hace unos años, no muchos, los hosteleros más atrevidos le ponían cebolla a la tortilla. Alguno le dio por innovar, y le puso cebolla deshidratada. Luego empezamos con las deconstrucciones, la espuma de huevo con cebolla caramelizada, pasando por las tortillas rellenas. 

Ayyy amigos, las tortillas rellenas, menudo universo. Las hay rellenas de jamón y queso, de mayonesa con palitos de cangrejo, de bonito... y luego están las del bar Lekeitio. Un bar al que si no es por mi madre, nunca me hubiera dado por entrar, así que ¡gracias mami por contribuir al blog! Situado en la calle Diputación, en el lado contrario al de la estación de metro, está este bar más bien estrecho pero largo. Allí nos sentamos mi querida madre y yo, frente a unos cuantos pinchos que había en la barra. Según vi un plato con un trozo blanco, hermoso de bacalao con ajito picado, no tuve duda. Pero mi madre, que es más lista que nadie, pidió un trozo de tortilla paisana. 

-"Esta tortilla no es la de toda la vida"
-"Anda, y eso?"
-"Pues mira, antes hacían una tortilla finita finita de patatas, otra tortilla de chorizo, y otra de espinacas. Y mira, ahora lo mezclan todo, y hacen solo una. No es la misma."

Así que mi madre me ha descubierto un gran pincho de tortilla, pero que no debe ser el original, un pena no haber probado el anterior. Aunque sin ser el primero, merece la pena probar la tortilla paisana del Lekeitio, a base de tortilla de patatas, espinacas y chorizo, con esa decoración tan característica de mayonesa. 


BAR LEKEITIO
C/Diputación, 1. Bilbao.

Un bar tradicional, sencillo, en el que la atención es perfecta, atentos, y amables. Una barra de pinchos sin pretensiones, con ingredientes de calidad en los cuales adivinas lo que comes sólo con verlo, sin disfraces. Desde luego, el pincho de bacalao y la tortilla paisana, merecen la pena.




martes, 8 de octubre de 2013

Ur-Gatza. Nos volveremos a ver.


Cuando visité Andra Mari por un cupón de Oferplan, no entendí por qué semejante restaurante, con esas instalaciones, ese personal cualificado y el menú que presentan hacen este tipo de acciones, cuando el universo del marketing y la comunicación es tan amplio. Ahora que les sigo más de cerca, veo el cambio, tienen un buen producto que se merece una buena comunicación, y en este caso, lo están bordando en las redes sociales (Podéis encontrarles en facebook, instagram y twitter como "Cocina Vasca - Gure sukalkintza).

Y todo este rollo viene a cuento de una reciente visita a Ur-Gatza, por unos cupones, que pagó mi querido padre. La verdad es que me muero de la vergüenza cada vez que como en un restaurante con un cupón de estos, quizás porque sé que no pagas todo lo que se merece el restaurante, y menos, cuando veais el menú que comimos.

Llegamos puntuales al restaurante, un local en blanco, lineas rectas, pero cálido. Nos da la bienvenida un camarero super amable, atento, que recuerda perfectamente nuestra reserva, y que venimos por los malditos cupones (#nevermore). Nada más sentarnos nos preguntó qué queriamos tomar, si queriamos la carta de vinos. Mi padre suele tomar alguna copa, pero no mucho, hay que conducir y no es plan de liarla con los vinillos. El camarero le propuso, o bien tomar una copa (o las que quisiera) de vino de la casa, o bien abrir una que él quisiera, y llevarse el resto a casa. Me pareció una diea genial, que si pagas la botella, tengas la opción de llevartela. En este caso, tiramos por las copas, así, según el plato, ibamos cambiando.



Primer entrante: gazpacho de remolacha.
Un día caluroso, en el que este primer entrante venia perfecto. El camarero nos sugirió que lo tomáramos de la propia taza, sin cuchara, tal y como lo recomienda el chef Igor Aguirre. Un sabor suave, con ese toque especial, algo dulce de la remolacha, que daba un color fantástico en la tacita blanca. Un comienzo perfecto.




Segundo entrante: croquetas de solomillo
 Tras el gazpacho, nos trajeron las croquetas de solomillo. Según apoyó el plato, me tiré a por una de ellas. Ese primer mordisco, no sabría decir si estaba rica o mala, ¡quemaba! Mal, Carol, mal. Unas croquetas cremosas, con mucho más relleno que bechamel, a decir verdad, el interior de la croqueta era totalmente marrón, de las hebras del solomillo. Fantásticas, me hubiera comido las seis, y tan tranquila.





Tercer entrante: Ensalada de atún cortado a cuchillo.
Soy muy muy fan del atún, y más si es cocinado de este modo. Contaba con que a mi padre le diera un poco de repelús y decidiera cederle el plato a su hijita, pero nada, estaba tan bueno, sin ese sabor a pescado rancio, sin nervios, con esa textura que parece mantequilla, que mi querido padre se lo zampó todo. Llegados a este plato, el camarero se interesó por nuestra experiencia, por saber qué tal iba todo. Detallazo.





Cuarto entrante: hongos salteados con emulsión de huevos encebollados.
¿Qué decir? Llegados este punto, casi lloro de la emoción. No hay nada que me guste tanto como unos buenos hongos, y este plato, o copa más bien, no hacía sino resaltar su sabor. Al fondo, unos trozos grandes de hongos salteados, recién hechos y calientes, casi quemando, y sobre ellos, una suave capa de una espuma con un sabor a cebolla, a crema, a campo, a maravilla. 




Quinto entrante: tosta de pan de cristal con berenjena y roastbeef.
En el quinto entrante, mi padre ya se habia hecho colega del camarero (santa paciencia), al cual le habia preguntado por el local, que si la reforma, que si donde está la cocina... Que si cuantas estrellas Michelin tienen ¿¿Qué no tienen estrella Michelin?? Menuda decepción se llevó mi padre. Para él, se merecia un par de ellas. Sobre todo al probar su tosta de cristal, un pan que se deshacían en mil pedazos, que chocaba con la cremosidad de la berenjena hecha con mimo, y el roastbeef que coronaba el entrante. Una tapa como para repetir. 



Pescado: Merluza asada con velouté de mar y tomates confitados.
 Aqui mis padres, estaban ya más que conquistados. Sobre todo mi padre, que era la primera ve que visitaba Ur-gatza, mi madre, ya había pasado en una ocasión anterior, de la cual vino encantadisima. ¿Ahora viene el postre, no? Ingenuo... Papá, ahora viene el pescado. (cara de susto)
Mira que no soy muy fan de la merluza, pero debieron leerme el pensamiento, y el camarero me sirvió a  mí la cola, vamos minipunto para él, me volvió a preguntar si me estaba gustando el menú. Segundo minipunto. Y se llevó el punto entero cuando probé el pescado, y sobre todo esos tomates que me supieron a poco. Maravillosos.



Carne: carrillera estofada con cremoso de patata.
Ni sé la de horas que pudieron estar cocinando esta carrillera. Cuando me lo sirvieron, no me vi capaz de comermelo, estaba ya llena. Hasta que lo probé, y ese sabor concentrado, a carne, con la melosidad y ese punto a gelatina de las carrilleras me conquistaron. Mis padres, no decían ni mú, pero sonreían como nunca, y eso, me lo quedo para siempre, en Ur-Gatza.




Primer postre: surtido de quesos.
Sin duda la unión hace la fuerza, y Ur-Gatza además de tener buenos productos y buenos proveedores como el del pan de Lekeitio o el aceite, se sirve de "La petite fromagerie" para ese surtido de quesos. Tres delicias de Francia, Asturias y Cádiz que nos encantaron. Me llamó la atención el segundo, ese color rosado que no se aprecia en la foto viene por el pimentón con el que lo elaboran, y ese toque ahumado, delicioso. 



Segundo postre: Espuma de chocolate con helado, migas de galleta y kéfir
 Se suponía que el postre del menú era a base de fresas, pero tal y como nos explicó el camarero (soy #fan, un tio encantador, atento y muy profesional) no era temporada ya, así que habían decidido cambiarlo. Y oye, todo un acierto, el dulce del helado y el chocolate contrastaba con la acidez el kéfir, y ya lo remataba el crujiente de galleta. Muy rico.




UR-GATZA
Alameda recalde, 11. Bilbao

Ni web, ni redes sociales, y apenas tres artículos en algún periódico. No se conoce lo que no se cuenta, por ello, quiero dar este primer pasito, junto con el artículo de "Gastrourdiales" (aquí su post), para que el nombre de Igor Aguirre vaya unido al de Ur-Gatza y resuene en todo Bilbao. ¿La razón? Por el buen trabajo, porque a pesar de ir con vergüenza y tres cupones, nos atendieron como si lo estuviésemos pagando en efectivo, me sentí muy a gusto, y me encantó ver cómo el camarero gastaba bromas sobre dónde podía estar la cocina, o se reía con mi padre cada vez que le pillaba por banda para decirle lo bueno que estaba todo. 

Me encantó conocerte Igor, que me hablaras de esos maestros con los que has trabajado y que lo hicieras con tan buenas palabras hacia compañeros de profesión. Sé que no me recordarás, me quedé bloqueada, y ni me moví, ni reaccioné, ni siquiera me acerqué para darte la mano al terminar el servicio y felicitarte como es debido. A tí y a tu equipo. Sólo pude darte mis felicitaciones, así como al chico que nos atendió, y al cual recomendé, con una tarjeta, que os animarais con una web y con muchas cosas más que le conté. Espero que utilicéis esa tarjeta de visita, que trabajo como el vuestro debe verse, oírse y sobre todo, probarse.












domingo, 6 de octubre de 2013

Algusto 2013

Este fin de semana el txoko tuitero andaba revolucionado: del 4 al 6 de octubre se celebra en el BEC al feria de gastronomía y slow food "Algusto 2013", y quedamos el viernes para ver qué se cocía por allí. En esa quedada no pude ir, pero el sábado por la tarde Eneko (@eneksukaldari) volvió a pasarse y aproveché para que me hiciera de guía entre todos los puestos.

Venidos de rincones diversos de la península, me quedé prendada de productos como las anchoas en salazón de Bermeo; otras tan curiosas como anchoas sardinas ahumadas (fe de errores: eran sardinas, gracias @gastrourdiales por la corrección!), con cierto recuerdo a los arenques, pero con un sabor más fino y delicado; horchata de chufa concentrada; ostras de ría Asturianas; aceite de mil rincones de España; embutidos variados; carne de potro y hasta descubrí un puesto de foie francés (me reí mucho oyéndoles gritar entre ellos, menudo mosqueo tenían...jajaja)

Sin duda una tarde de lo más entretenida, que comenzó pillando a Eneko en un curso de cocina creativa, quizás hubiera estado bien tener más espacios de este tipo, y quizás no tanto puesto, que no dejaba de ser mini tienditas distribuidas por todo el salón.

Si os animáis, hoy aún podéis acercaros, hasta las 20h00. Por cierto, pedí una acreditación, normalmente suelen acercar a blogs este tipo de eventos, para apoyar su difusión, pero fíjate, que en este caso pasaron olímpicamente de mis mails, y como todo el mundo, pagué mis 4 eurillos, y yo, más contenta que unas castañuelas.

¡Gracias Eneko y a tus chicas por esa tarde tan divertida, por las ostras y la buena compañía!

Tomates secos, dátiles y nueces frescas.


Anchoas, sal de Añana y cebolla morada de Zalla, todo, 
por recomendación del sukaldari, Eneko.

¡Ostras asturianas!

Brindando con Eneko

Robándole la horchata a mi querida madre.

Hamburguesa de Betizu, lascas de queso, cebolla frita, tomate y 
lechuga de la Escuela de Hosteleria, a la cual por cierto, 
felicito por el stand, el pincho y los camareros tan amables.

viernes, 4 de octubre de 2013

#cenadeprincesa vía twitter

La verdad es que no tenía pensado escribir nada hoy, pero ya sois varios los que me habeís preguntado por la #cenadeprincesa en homenaje a los #desayunosdeprincesa de Itzi (síguela en twitter o instagram @miotraella o en su blog), aquí os dejo la súper receta, con un nivel de complicación así como de ingeniero nuclear. :P   

Una receta de supervivencia, a base de restos y de cosas que fui encontrando por el frigo, y que evidentemente podéis modificar, añadir o cambiar ¡al gusto!

¡Espero que os guste!

Lo que yo he puesto a la cena:
-2 tostadas redondas de pan de semillas
-Salsa de mostaza al eneldo
-2 huevos cocidos
-queso curado Manzer
-cebolla
-pimienta
-sal Maldon

Para otra vez: probad con salmón ahumado, ¡está buenísimo también!

Lo que he manchado:
-una tabla de madera (para la foto)
-un plato
-dos cuchillos
-un cazo
-una cucharilla

Manos a la obra:
1. Ponéis los huevos a cocer, yo lo programo en la vitro, 8 minutos, mientras veo a los tontos de QQCCMH en la siete.
2. Se desborda el agua, miras el cazo y los huevos con cara de "¿os habéis cocido?"
3. Pelas los huevos, y el karma está de tu lado, los huevos, están en su punto, con la yema un pelín cremosa.
4. Sobre las dos tostadas ponéis una cucharada o dos de salsa de mostaza al eneldo, ahí, al gusto. Una de mostaza normal, también puede quedar bueno.
5. Troceáis los huevos, de forma irregular, que para eso estamos a dos cosas a la vez: twitter y la cena express. Salpimentamos con Maldon y pimienta negra.
6. Laminamos queso al gusto, y le mangamos a nuestro querido padre una ramita de romero de su plantita.
7. ¡A comer!











jueves, 3 de octubre de 2013

Cronut en Bilbao

Dicen que los "cronut" nacen de la inexperiencia de un pastelero francés afincado en Nueva York, que por sus orígenes, no sabía hacer donuts. Pero sí sabia hacer algo tan maravilloso como los croissants de su Francia natal, los cuales acabó adaptando al mercado local dotándolos de una forma y sabores propios de los USA. Y Dominique Ansel dio con la clave: saturados ya de cookies, muffins y del mundo cupcake-cakepops-fondant aparece un nuevo competidor, a precios populares.

En Bilbao, de momento los he localizado en Urrestarazu, y en la Tahona Gourmet de Sarriko. Ayer a la noche compré cuatro en la pastelería Urrestarazu de Abando (por cierto, estas son igual de simpáticas que las de La Suiza, madre mía,  trabajan con dulces y aun así la sonrisa brilla por su ausencia...) y me dediqué a hacer una cata con mis padres mientras veía TopChef. 

Cuatro donuts cubiertos de glaseado, mermelada, virutitas de colores y decoración varia, que nos llamó la atención a los tres. Al cortarlos, se veían las capas de hojaldre, y entre medias,  en algunos de ellos, mermelada de fresa y de kiwi, o caramelo. Delicioso, eso sí, una bomba de calorías y azúcar. ¿Sabor? dulce, muy dulce a mantequilla, y que me recordaba a los roscos que hacen en las pastelerias simulando a los Donuts originales, sí, esos que son fritos en vez de horneados, y que chorrean aceite, pero que no hay quien se resista. Merece la pena probarlos, yo tengo pendiente los de la Tahona, que los he visto en Facebook y ya se me está haciendo la boca agua!

Cronuts variados en Urrestarazu, a 1,50€ cada uno.



martes, 1 de octubre de 2013

Un señor de Bilbao, en Bilbao, claro.

Lo bueno de quedar con I y con T, que un martes o un jueves tonto puede ser el mejor día de la semana. Ríete tú de los sábados de desfase teniendo a dos de tus mejores amigas a tu lado, encima con el día inspirado en tonterías varias. #callaquememuerodelarisa

Parece que siempre acabamos las tres alrededor de una mesa, simplemente por celebrar que estamos juntas, que a pesar de que no podemos vernos tanto como quisiéramos, nos tenemos las unas a las otras. Y claro, qué mejor celebración que una cenita por Bilbao. En esta ocasión, nos acercamos hasta "Un Señor de Bilbao", un restaurante escondido en el callejón de Particular de Indautxu, que cuenta con unos menús ya elaborados, que a las perezosas como yo nos salva de pensar en la carta. Leimos los dos menús, el USB y el menú Chuletón, y finalmente nos decidimos por el segundo, no por el chuletón, sino por el postre: ¡coulant de chocolate!

Tras servirnos el agua, el camarero vino con el aperitivo, unas croquetas de tamaño considerable, que nos apaciguaron un poco el hambre. Sabrosas, con buena bechamel, pero el fallo fue que dos de ellas no estaban suficientemente calientes por dentro, quizás fritas con demasiada velocidad, que hizo que el interior no se calentara. Al menos nos tocó una a I y la otra a mi. 

Empezamos con los entrantes: terrina de foie con mermelada de ciruelas negras, sin duda un entrante que nos encantó, el foie estaba a temperatura ambiente, perfecto para poder saborearlo, y acompañado de suficientes panecillos de pasas. No sé que pasa siempre con estos panes, que te plantan un pedazo de ración de foie, y cuatro míseros panecillos, chico, que no son tan caros. (No fue el caso de USB). Estábamos degustando el último bocado del foie, cuando llegó la ensalada de ventresca, una cama de láminas de tomate, con una buena montaña de ventresca y cebolla fina. Es la segunda vez que pruebo esta ensalada en USB y siempre digo lo mismo: perfecta. Un plato sencillo, al que no hay que complicar con tonterias, pero sí mejorar, como en este caso, que no se andan con tonterias, y se preocupan de eso, de presentar lo mejor posible algo que de por sí, si va con buena materia prima, ya es bueno. 

En el plato principal teníamos como opción compartir el chuletón entre dos personas o comer chipirones sobre cebolla confitada, y viendo que una cena entre semana, siendo laborable al día siguiente, preferimos una cena más ligera, y las tres pedimos los chipirones. Un plato con tres piezas medianas, tersos, y con muy buen sabor, bien acompañados por la cebolla. Quizás para mi gusto, demasiada salsa del agua de la cebolla y el aceite, cuestión de gustos.

Charlabamos tranquilamente mientras veíamos cómo poco a poco se llenaba el comedor, un proveedor con el que trabajo también estaba de cena, y se acercó a la nuestra a saludar, justo cuando aparece con el camarero la razón de ese menú: el coulant de chocolate. T casi llora de la emoción con ese pequeño bizcocho de sabor intenso a chocolate negro, que se mezclaba con el helado de ¿cookies? y con el fondo de sabor avainillado. Las tres felices con el coulant. 



UN SEÑOR DE BILBAO
Particular de Indautxu, Bilbao.

Sin duda tira para atrás el ambiente un tanto exagerado y emperifollado de muchos que se juntan en esa calle a tomar unos vinos. Y eso es lo que hace pensar que USB es un local inalcanzable para algunos bolsillos, algo nada más lejos de la realidad. Situado en pleno centro bilbaíno, cuenta con una carta sencilla, pero de calidad con unos menús variados para adapatarse a todo el mundo. Me quedé con ganas de ver el famoso chuletón, de un menú de 36€.

Menú chuletón, pero sin chuletón, 36€ más el agua aparte.